Sète es un pequeño, industrial y pesquero pueblecito de turisteo marítimo: mucha barquita de ocio en sus tres canales, mucho barcazo de pesca en su gran puerto, paisaje entrañable en el centro (un pelííín decadente fuera de temporada turística), y menos entrañable en las afueras.
Está situado a treinta quilómetros al sur de Monpellier franqueado, como se ve en la panorámica, por el mar Mediterráneo (a la derecha) y por el Etang de Thau por la izquierda y es un destino inevitable para los amantes del marisco y pescado fresco (especialmente, las Ostras o Huîtres - las de verdad, no las de este anuncio.).
Aprovecho para recomendaros nuestro hotel (Le Grand Hotel), sencillamente perfecto, y un par de restaurantes muy interesantes cada uno en su estilo:
- Chez Françoise, un pequeño restaurante con cierta clase: mucha calidad en su servicio y materia prima y con un precio aceptable:
- Les Demoiselles Dupuy: una encantadora tasca marinera, con cierto toque canalla y un pescado fresco delicioso (a parte de las ostras, hay que destacar su sepia y su dorada asada.
También recomendable (y ya que se está allí), visita a "Le Cure Gourmande", una cadena de tiendas de galletas, con una presentación impecable, y un sabor rico, rico (la fábrica, que se puede visitar, está en un pueblo colindante a Sète).
Por última, y para terminar con el voyage, paradita en Cotlliure (o Colliure como le llaman pasada la frontera), uno de los pueblines con más encanto que conozco.
Os dejo ya, no sin antes proponer... un brindis con Champagne (si, en esta ocasión, dejaremos para más tarde lo del cava).
Nota Tastaolletes: para ver la primera parte del viaje, haz clic aquí.
Y por supuesto, visitamos la Cité, y el 
Aquí os muestro las tradicionales de mi casa (creo que muy parecidas a las de cualquier casa...):
